lunes, junio 08, 2009

Sus anteojos

La siguiente historia la escuché hace bastante. No viene a cuento de nada, la recuerdo y quise postearla porque me gusta mucho. Que cada uno le encuentre el significado para sí.

Resulta ser que una persona muy buena había fallecido y fue al cielo. Grande fue su sorpresa cuando al llegar vio los portones abiertos y nadie esperando ni controlando nada.

Aguardó unos instantes en las puertas del cielo, hasta que se decidió a entrar. No hubo inconvenientes. Caminó por los senderos de aquel lugar celestial mirando hacia todos lados, maravillado por todo lo hermoso que observaba y sorprendido porque no había nadie a la vista.

Luego de un rato de caminar (sin problemas, porque en el cielo uno no se cansa) tuvo delante la Administración. Otra vez lo mismo, una construcción bellísima, puertas abiertas y nadie a la vista.

Lleno de curiosidad entró a la Administración, en el hall había una escalera por la que empezó a subir y a medida que lo hacía veía distintas oficinas, todas abiertas y vacías. La escalera seguía y el siguió ascendiendo hasta que, finalmente, llegó a un descanso con una única puerta que tenía un cartelito, en el que se leía Dios

Esa puerta también estaba abierta.

No pudo aguantar la tentación y entró en la oficina del Creador. Le impactó la austeridad. Unos estantes con libros, un armario, un escritorio con su correspondiente butaca. Junto al escritorio una ventana que daba hacia el mundo que él había dejado al fallecer, algunos papeles y sobre ellos un par de anteojos, eran los anteojos de Dios.

Se acercó a la ventana (abierta, como era de esperar) y observó. Le sorprendió lo cerca que se veía todo y que podía abarcar todo el planeta. Le parecía imposible, pero no lo era.

Durante su vida, él había sido un abogado muy respetado. Tuvo un estudio jurídico junto con su socio y se ganó la vida con su trabajo, recibiendo también el afecto de los demás. Al fallecer él su socio (amigo y persona de su absoluta confianza) quedó a cargo del estudio.

¿Como andará aquel...? pensaba, entonces miró hacia atrás y ahí estaban los anteojos de Dios sobre el escritorio.

Lo pensó, miró para los costados... acercó tímidamente la mano, los tomó y se los puso. Volvio a girar y miró por la ventana.

Con los anteojos del Señor podía ver el interior de los seres humanos, sus intenciones, sus corazones. Se sorprendió ante la maldad, el desdén, la falta de misericordia entre unos y otros. Había también quienes estaba llenos de compasión y en ellos podía también recrear la vista.

Recordó su pensamiento de hacía minutos y buscó con la mirada su antiguo estudio. Ahí estaba su socio trabajando.

Trabajando era una forma de decir, tenía delante un cliente y estaba a punto de hacerle firmar un contrato con el que lo iba a desplumar. Esto lo pudo ver porque tenía puesto los anteojos de Dios. Su socio y amigo, aquel con el que había hecho tanto y compartido tantas cosas era un estafador. Sintió la rabia que le crecía y no la podía detener, quería evitar que ese cliente firmase ese contrato que lo arruinaba. Vió fué hasta uno de los estantes, tomó un libro cualquiera, le apuntó al socio y se lo tiró.

Tenía puestos los anteojos de Dios... obviamente no le erró. El socio quedó tirado, desmayado por el impacto. El cliente rajó despavorido por ese libro que vino de la nada y pegó en la cabeza del abogado que tenía delante.

Empezaron las voces, los ruidos y los pasos. Se dió cuenta que estaban apareciendo los que él no había visto, sentía vergüenza por lo hecho. Se quería morir (pero ya estaba muerto) se quitó los anteojos y los volvió a dejar como los había encontrado. Ya no se podía escapar, así que decidió esconderse detrás del armario. En eso entró Dios a Su oficina.

Dios miró y lo vió (justo del Creador se quería esconder...) sonrió y le dijo simplemente Hola!

él: Hola, perdón yo llegué y no había nadie...

Dios: Ningún problema, es que habíamos salido a pasear un rato por el cielo y recién ahora volvimos

él: Empecé a subir porque no veía a nadie y no sabía que pasaba

Dios (ampliando la sonrisa): Está todo bien, en serio

él: Y llegué hasta su oficina y entré, no lo tome a mal

Dios: Al contrario, mi oficina está siempre abierta

él: Vi Sus anteojos... me los puse para mirar, y ví el corazón de los demás

Dios: Y no sabés cuanto me alegra... qué mas quisiera yo que comprendan lo que veo cada día y lo que trabajamos para que en el corazón humano haya mas amor. Hiciste muy bien.

él (lleno de vergüenza): Pero con Sus anteojos puestos, vi a mi socio que iba a cometer una estafa, me agarró una locura... no sabía que hacer, entonces agarré un libro y se lo tiré.

Dios lo miró, lo tomó del hombró y dejó que se desahogase. Luego como enseñanza agregó:

Bueno, ahí te equivocaste. Pero hagamos una cosa que te va a venir muy bien. En adelante si no tenés Mi corazón, entonces no te pongas Mis anteojos.

6 comentarios:

Irene dijo...

Bueno, en realidad si yo viera lo q hizo el abogado amigo, yo hubiera hecho lo mismo....por impotencia.

Muy buena la historia!!..Da para reflexionar mucho.

Besos!!

Vivius dijo...

Es un historia muy bella y da para pensar bastante.

Besos,

GABU dijo...

Guauuuuuuuuuu!!!!

En verdad no sè si me pondrìa los anteojos de Dios de saberlos cerca mìo porque sè que jamàs podrìa juzgar basàndome en su corazòn...

P.D.:Aunque ponerse por un ratìn eso lentes es tentador,eh?!
Pero ya ves,la curiosidad no sòlo matò al gaton dicen... ¬¬

BESIÑOS

Soledad dijo...

Yo creo que no me podría poner los anteojos de Dios, porque no tendría grandeza de perdonar... y me convertiría en un ser despreciable lleno de rencores...

Prefiero seguir siendo esta boluda casi feliz que soy...

Hurricane dijo...

irene: Estoy seguro que yo también. Otros para vos!

viviuska: Sip, tiene varias enseñanzas. Otros para vos!

gabu: Jejeje, Es imposible basarse en Su corazón, aunque por supuesto que es tentador... Otros para vos!

soledad: Bienvenida! Y quien te dijo que para ser casi feliz hay que ser boluda/o? Creo que, por el contrario, hay que estar bien despierto para darse cuenta de los momentos felices

r.- el corre ambulancias dijo...

muy bueno, hurri, muy bueno el relato