miércoles, noviembre 26, 2008

El clásico

Cuando nací mis viejos vivían en el barrio de San Cristóbal. Podríamos decir que es un barrio con bastante mezcla con ellos y un leve predominio hacia nuestro lado.

Allí vivimos creo que hasta el '85 año que nos fuimos a Boedo, en pleno territorio del rival. En mi familia hay hinchas del Ciclón, varios de los conocidos que dejé allá también lo son.

Vivimos como una fiesta el descenso cuervo del '82. También el remate del Gasómetro, del que tengo muy pocos recuerdos porque, si bien no vivía lejos, no pasaba por ahí para ir a ningún lado. No por nada en especial, sino porque no me quedaba de paso.

Ellos festejaron (como es natural) cada uno de nuestros descensos.

Hace varios años, era habitual que aun siendo hinchas del equipo rival, alguien se asociara a otros clubes para poder disfrutar de las instalaciones.

Hace ya demasiados años el fútbol era una fiesta. Hoy el mas porteño de los clásicos (como alguna vez lo definió Clarín) tiene que jugarse en una cancha neutral por razones de seguridad y destinándole mas de mil efectivos policiales.

Uno entiende la pasión, de hecho yo soy de los que se alegran por las victorias propias y las derrotas cuervas, pero no puede pasar de ahí. No lo entiendo de otra forma. Vos sos rival de un club, no enemigo de sus hinchas.

Me gusta leer páginas de hinchadas, ayer estaba husmeando por esta página cuerva y me sorprendía leer en el foro (entre muchos con el cuchillo entre los dientes) a un sanlorencista, evidentemente mayor, que relataba las peleas entre hinchas cuervos y quemeros en la década del '70. Peleas que quedaban en la cancha y nada mas, y el mismo remataba: A Poli [tal vez un lider de la hinchada cuerva] y los demás los conocí porque soy de tu generación, solo que no estaba en la barra. Pero olvidate de como fueron las cosas hace treinta años porque dudo que vuelvan a ser así. Un clásico en donde de un lado estén Brindisi, Housemann y Babington y del otro Ayala, Telch y Scotta va a ser irrepetible. En todo sentido, tanto en la cancha como en las tribunas. Lo que era ir a ver esos partidos en los 70 no tiene nombre.

Así como lo define este caballero, sin dudas la rivalidad es importante, incluso necesaria diría yo. El tema es cuando ya trasciende a todos los sectores, se exacerba, y el mejor hincha rival es el hincha muerto.

La hinchada de Huracán habla de venganza para el domingo. Encima ni siquiera hace falta pelearse en la cancha, ahora el procedimiento (de acuerdo con lo visto últimamente) indica balear los colectivos que llevan a los hinchas. Y esto puede ser en cualquier lugar.

Si estos imbéciles, de ambos lados, supieran que dos quemeros como Constanza y yo podemos a través de internet jorobar con algunas cuervas como Pachu, Nadie y Marlena serían incapaces de entenderlo.

Si estos tarados se enterasen que una vez charlando con una familia conocida (tooooooodos cuervos) un tercero, hincha de otro club me entró a cargar porque estábamos en la B, y ellos (reitero, cuervos y de ir siempre al cenicero) lo miraron fiero y le dijeron con los primos nos peleamos nosotros, vos no te metás.

Pero no... como alguna vez cité a don Alejandro Al malvado no le tengo miedo, mas o menos sé que puede hacer. Al que temo es al estúpido, ese sí que es impredecible.

Esperemos que el próximo sábado Huracán - San Lorenzo sea un partido de fútbol, un clásico, un momento donde el cuore te reviente dentro del pecho. Pero por la pasión, no por un plomo nueve milímetros.

lunes, noviembre 24, 2008

No hay derecho

Este es un diálogo entre dos mujeres que yo presencié el pasado viernes y que, por lo tanto, puedo transcribir en forma literal.

A) Ya no me gusta la edad que tengo, hasta ayer me gustaba, pero ahora ya es mucho...
B) Si, estás hecha una vieja.
A) Ya vas a llegar...

Siendo
A - Mi hija mayor, que ese día cumplía 16
B - Mi hija menor, que una semana antes había cumplido 14

Claro, luego estas dos observan mis 41 y piensan que fui contemporáneo de Michelangelo.

jueves, noviembre 20, 2008

Canchitas hay muchas

Palacio, uno solo


El Globo vuelve a su hogar, el Tomás Adolfo Ducó, patrimonio de la Ciudad.

jueves, noviembre 13, 2008

No será chamuyo?

No soy un sommelier ni nada parecido. Solamente me gusta disfrutar de un buen vino tinto de vez en cuando aunque, reconozco, soy incapaz de distinguir entre varietales. Simplemente me gusta o nó.

Ahora bien, resulta que hace un tiempo estaba leyendo la descripción de un tinto hecha por un entendido luego de una degustación y, qué se yo, me daba la sensación que era demasiado. Tanto el gusto como el olfato podrán extraerle sensaciones a la copa y el buen ojo también ayuda con los tonos... pero lo que leía me parecía (reitero, dentro de mi ignorancia) un verso espectacular.

Exagerando un poco, era algo como esto:

Vino que pasó 17 meses y 12 días de guarda en barricas de roble francés de tercer uso, talado en día húmedo pero no nuboso. Antes de salir al mercado tiene seis meses de descanso en botella inclinada en un ángulo de 37° 45' 7" De buen cuerpo, con un rojo espectacular y que a la contraluz y en reposo ofrece reflejos color teja colonial en una tarde nublada por la zona salteña precordillerana. Al agitarlo levemente hacia la izquierda muestra tonalidades violáceas, al sacudirlo hacia la derecha, granates. Posee aromas secundarios y terciaros que comienzan a abrirse promediando el sexto minuto. En la boca es largo y se combinan la dulzura con suaves notas de distintas especies, reconociéndose fácilmente comino, nuez moscada, pimienta, algo de canela, estragón, romero, tomillo y curry. Unos toques de vainilla, que luego dejan lugar a ciruelas en compota hecha con agua mineral, frutos rojos y notas de café de colombia.

A lo mejor es así, pero, mmm...

martes, noviembre 11, 2008

A las 11 del día 11 del mes 11

Así decía la información que se divulgó entre las tropas de la Triple Alianza y la Triple Entente. El armisticio, que ponía fin a la Primera Guerra Mundial, había sido firmado en un vagón de tren a las cinco de la mañana, pero entraría en vigor recién seis horas después.

Hace hoy noventa años finalizó la guerra que acabaría con todas las guerras, según palabras de la época. Muy bien no nos fue.

Me sorprendió saber que siguen habiendo veteranos vivos de esa contienda. Por lo menos cuatro británicos, en marzo pasado murió el último francés y, aunque busqué datos, no pude encontrar alemanes.

Gloria a los que volvieron, y Dios bendiga a los que quedaron en el campo de batalla (de cualquier bando).

Proceso

Uno envejece poco a poco, primero envejece su gusto por la vida, por los demás, ya sabes, todo se vuelve tan real, tan conocido, tan terrible y aburridamente repetido... Eso también es la vejez. Cuando ya sabes que un vaso no es más que un vaso. Y que un hombre no es más que un hombre, un pobre desgraciado, nada más, un ser mortal, haga lo que haga... Luego envejece tu cuerpo, no todo a la vez, no, primero envejecen tus ojos, o tus piernas, o tu estómago o tu corazón. Envejecemos así, por partes. Más tarde, de repente, empieza a envejecer el alma: porque por muy viejo y decrépito que sea ya tu cuerpo, tu alma sigue rebosante de deseos y de recuerdos, busca y se exalta, desea el placer. Cuando se acaba el deseo de placer, ya solo quedan los recuerdos, las vanidades, y entonces sí que envejece uno, fatal y definitivamente. Un día te despiertas y te frotas los ojos, y ya no sabes para qué te has despertado. Lo que el nuevo día te traiga, ya lo conoces de antemano: la primavera, el invierno, los paisajes, el clima, el orden de la vida. Ya no puede ocurrirte nada imprevisto: no te sorprende lo inesperado, ni lo inusual, ni siquiera lo horrendo, porque ya conoces todas las posibilidades, ya lo tienes todo visto y calculado, ya no esperas nada, ni lo bueno, ni lo malo... y esto precisamente es la vejez.

El último encuentro
Sándor Márai
Ediciones Salamandra

Tarea para el hogar: Esta tarde cuando llego del trabajo, me aislo un instante, me miro al espejo (con la mayor sinceridad posible) y trato de precisar en cual etapa estoy.

miércoles, noviembre 05, 2008

La vas a extrañar...

Así nomás me lo dijo.

Lo escuché con cierta perplejidad. Estaba armando alguna carpeta para irme a tomar el colectivo, tenía los dedos manchados de tinta, no me afeitaba hacía mas de cuatro días y las ojeras por la falta de sueño ya se habían institucionalizado en mi rostro. Le respondí casi automáticamente

- Estás totalmente en pedo.

Lejos estaba yo en ese momento, arribando al final de mi carrera universitaria, de pensar que algún día iba a extrañar a la facultad.

Puedo hablar de mi época, no sé como será el tema ahora en la Ciudad Universitaria, pero el anotarse para cursar, la inscripción en las distintas cátedras, todo significaba tiempo (y mucho).

En los primeros días de la carrera era increíble ver la cantidad que éramos, comenzando esa carrera que habíamos deseado. Recuerdo que en la primer clase de Dibujo, los docentes recorrían las mesas, nos iban señalando a algunos (entre ellos a mi) y nos hacían una pregunta condimentándola con un poquito de sorna

- ¿Sos Maestro Mayor de Obras?

Y los turros no erraban nunca. Pero no se daban cuenta por nuestras virtudes en el dibujo, sino porque casi todos los MMO usábamos el mismo lápiz mecánico Pilot 0,5.

Tuve que reaprender a dibujar, a mancharme los dedos con grafitos, acuarelas y pasteles. A sentarme en una plaza a hacer croquis del lugar y de la gente. El croquis es fundamental en la labor arquitectónica. Desarrolla la escala, la perspectiva y la distancia.

Hubo que aprender labores menos artísticas, pero igualmente complicadas, como viajar con la carpeta, el tubo portaplanos (y en ocasiones alguna maqueta de estudio) en el 160 ó en el 33.

Las materias "filtro" eran conocidas. Matemática II era el gran verdugo de la carrera, luego casi a fin de la cursada (nadie se explica el por qué ahí y no al principio) Legislatura de la Construcción era vista poco menos que como un tribunal inquisidor para nosotros.

Desde el inicio de la carrera uno notaba algo, yo al trabajar en una revista de arquitectura ya lo había percibido, pero ya en la facu lo tenía a la vista, y era lo siguiente. Los arquitectos escriben todos igual. Las indicaciones en los pizarrones de los distintos talleres parecían escritas por la misma mano ¿y qué hacíamos nosotros? imitarla, por supuesto. Era "nuestra" letra. Es la letra que tengo hoy.

Comenzaron las labores en equipo, y aquí empieza la facu que se extraña. El armar los grupos para desarrollar algún proyecto, el trabajar en conjunto, buscar un lugar para llevar los tableros durante las entregas y encerrarse, escuchar una y otra vez nuestra música (primero ponernos de acuerdo sobre cual oiríamos) hartarnos de comer siempre pizza o empanadas.

Luego el momento de corregir en el taller con las clásicas enchinchadas, indudablemente se llamarían así desde tiempos inmemoriales porque en todos los años de mi carrera jamás clavé ni una chinche. Los conceptos del profesor, el ver los proyectos de los otros grupos y comparar distintas soluciones para la misma problemática.

Y en oportunidades la locura llegaba a extremos hermosos (esa es la palabra justa) Una noche mientras preparábamos la entrega final de Diseño V (último nivel de diseño en la carrera), habíamos juntado los tableros en un departamento de un ambiente en José Bonifacio al 300 (Caballito). Para ese momento todas las paredes estaban con planos y dibujos varios pegados, con distintas variantes de diferentes sectores del proyecto. En el grupo éramos cuatro varones y una mujer. Esa noche la piba no estaba y nosotros mientras dibujábamos y escuchábamos radio armamos una pelota con restos de papel calco.

A eso de las dos de la mañana, en ese departamento (que estaba en un segundo piso) nos pusimos a jugar un partido, corrimos, gritamos, nos cagamos de risa (hubo algunas patadas también) y luego, transpirados, molidos, volvimos a los tableros de dibujo... suena a locura. Si lo fue, también la disfruté.

Terminaron los trabajos prácticos de las distintas materias. Yo cometí el error de adeudar algunos finales y dejarlos "para después". Pero como cuando se deja de ir a la facu también se pierde el ritmo de estudio, tardé bastante en darlos. Finalmente al ir a dar el último de todos (Construcciones III), terminé la parte escrita y esperé me llamaran para el oral. No comenté a la docente que era el último que daba, por las dudas. Empezó el oral y fui respondiendo las preguntas, hasta que en un momento la docente me dice Ok, ya estamos. Y ese fue el click entre ser un estudiante y ya haberme recibido. Sonreí y la miré.

- Usted es arquitecta? le pregunté

- Si. me respondió

A lo cual extendí mi diestra y le dije Deme la mano, colega

Luego, ya con la nota en mi libreta estaba en el patio principal, tomandome un café y observando a un chico que hacía croquis... indudablemente estaba en el primer o segundo año de la carrera. Lo miré y pensé cuanto te falta, hermano...

Pero al salir uno tiene la conciencia de algo diferente. La cadena de conocimiento pasa por ahí adentro, afuera dependemos de nosotros mismos para fortalecer lo que sabemos.


Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo
Universidad de Buenos Aires
Pabellón III - Ciudad Universitaria

Era cierto nomás. Te extraño

lunes, noviembre 03, 2008

Todo llega

Solo hay que esperar. Pueden pasar días, meses o años. Si la paciencia acompaña, entonces se puede comprobar que todo llega.

El sábado 17 de octubre de 1981 se disputó el Gran Premio de Las Vegas, en un circuito semipermanente armado en la playa de estacionamiento del hotel Caesars Palace. Última carrera de la temporada y donde se definía el título entre Carlos Reutemann y Nelson Piquet.

El Lole partió desde la pole position y luego su Williams empezó con problemas de caja. Nelson Piquet estuvo a punto de no correr por una severa molestia en su cuello, de hecho, le adicionaron un soporte soldado a la barra antivuelco que hacía tope contra su casco, de modo que cuando doblaba hacia la derecha la cabeza no se le inclinara demasiado y perjudicase aun mas su cuello.

A esa carrera habían llegado con un punto de diferencia a favor del Lole (49 a 48) solamente tenía que llegar adelante del brasileño para ser Campeón del Mundo. Pero no pudo ser, Piquet con un quinto puesto sumó dos puntos y Reutemann llegó octavo, sujetando la palanca de cambios para que no le saltase la caja y fuera de la zona de puntos. El campeonato terminó entonces 50 a 49 en favor de Piquet.

Puta madre... como lloré ese maldito sábado. No podía creer que se hubiera escapado de esa forma, y para peor con un brasileño.

Algunos días después una declaración del extinto Luis Rubén Di Palma generó también mi antipatía hacia él. En un momento del Gran Premio, Piquet venía detrás de Lole. El Williams arrastraba sus problemas y Piquet con su Brabham lo superó. Lole mantuvo su línea y quedó detrás del Brabham que se alejó enseguida.

En referencia a esa maniobra, Di Palma afirmó a mí Piquet no me pasaba... quizá dando a entender que con un autazo solucionaba la disputa por el campeonato. Así (a los autazos) se definieron los campeonatos de 1989 y 1990 entre Senna y Prost, también de la misma forma Schumacher ganó su primer campeonato e intentó ganar el de 1997 tocando el Williams de Jacques Villeneuve. No solo no lo consiguió sino que también le fueron anulados los puntos que había obtenido en todo el campeonato. Oficialmente en 1997 Michael Schumacher no sumó ni un solo punto.

Pero, volviendo a lo anterior, el Lole no ganaba dando autazos. Y que me disculpen los fanas de Di Palma, pero realmente el loco Luis tuvo razón. A él Piquet no lo pasaba, porque para eso Di Palma tendría que haber corrido en Fórmula Uno y llegado hasta la última carrera de un campeonato con posibilidades a su favor. Revisé la historia y no encontré nada similar.

Y todo llega. Ayer el brasileño Massa definía el título con el inglés Hamilton. Encima en Brasil... Massa clasificó en la pole position y ganó la carrera, hasta los mecánicos de Massa lo saludaron como campeón cuando ganó y pasó por boxes, la familia del brasileño festejaba también, la tribuna plena de brasileños estaba en plena batucada, todos se abrazaban dado que Hamilton necesitaba un quinto puesto (como aquel de Las Vegas ¿te acordás brasuca?) y venía sexto. Con ese resultado empataban en puntos pero Massa era campeón por mayor cantidad de victorias, y justo la victoria que decidía el título era la que estaba logrando...

Pero en la última curva de la última vuelta el inglés superó al Toyota del alemán Glock y con ese resultado obtuvo los dos puntos necesarios para ganar el título por un solo punto (como aquella vez en Las Vegas ¿te acordás brasuca?).

Luego la tribuna lo chiflaba, lo trataron de vendido y varias cosas mas. Yo propongo que la Legislatura Porteña cambie el nombre de la Av. Brasil por Av. Timo Glock, el vengador.

Saludos a todos

sábado, noviembre 01, 2008

Cien años

No es poca cosa.

Hoy el Club Atlético Huracán cumple sus primeros 100 años de vida. Desde ayer se realizan festejos, se ha editado un libro, otros clubes hacen llegar su reconocimiento y los principales diarios del pais mencionan el asunto. Hasta aquí la parte formal de este post, acorde con el estilo habitual de quien esto escribe.

Ahora lo mas importante. Léase de pie y a los gritos.

YO SOY DEL BARRIO, DEL BARRIO DE LA QUEMA. YO SOY DEL BARRIO DE RINGO BONAVENA!!!!

ME LO DIJO UNA GITANA, ME LO DIJO CON FERVOR, O DEJÁS LA MARIHUANA O TE VAS PARA EL CAJÓN. ME LO DIJO UNA GITANA, YO NO PODIA CREER, Y LE SIGO DANDO AL PORRO A LA BLANCA Y AL PAPEL. UNA GITANA LOCA TIRÓ LAS CARTAAAAAS, ME DIJO QUE LA QUEMA VA A SER CAMPEÓOOOOON, YA NOS COGIMO' A VELE' Y NO PASO NADAAAAAAA, AHORA LE TOCA AL CUERVO QUES' UN CAGOOOOON!!!!!

OOOOOOH, DE QUE BARRIO SOOOOOS, CHE CUERVOOOOO, CHE CUERVOOOOO, DE QUE BARRIO SOOOOOS!!!!

GLOOOBO, GLOBO DE MI VIIIDA, VO' SO' LALEGRIA', DE MI CORAZOOON. SAABES, CUANTO YO TE QUIEEERO, TE LLEVOACA' DEEENTRO, DE MI CORAZOOON.

Saludos a todos