miércoles, mayo 30, 2007

Amanece, que no es poco

En los últimos dos días hizo un frío... teníamos por la mañana -10°C y una térmica de -15°C, aproximadamente. Hoy, ya con una temperatura entre 0 y -3, es otro cantar.

Plagio el título de una película española, para mostrarles la salida del sol en Tierra del Fuego. La foto está tomada desde la puerta de mi trailer-oficina, ayer a eso de las 09:20. Como siempre, la imagen no lo refleja todo. Falta el aire fresco en el rostro y los sonidos tanto del viento como de las pisadas sobre la capa de escarcha


Saludos

martes, mayo 22, 2007

Pequeña descripción

En este momento es noche cerrada por esta zona.
Delante de mi escritorio hay una ventana por la cual pueden verse (a unos cien metros) las oficinas. Detras de ellas se observa la maraña de caños y torres que corresponde a la planta petrolera, el comedor sobre la izquierda y hacia la derecha y a lo lejos, la antorcha de quema. Elemento alto como el obelisco, del que surge una llamarada en forma permanente. La noche hace que el fuego parezca de mayor brillo y tamaño.
Cuando comience a salir el sol, enseguida se va a empezar a reflejar su brillo en el acero de las torres separadoras de gases.
Sobre el escritorio, una montón de cosas. Jamás lo tengo ordenado.
En mi compu suena "El detalle" de La Mississippi, la cafetera está terminando de llenar su recipiente, y el olorcito a café invade el trailer.
No está nada mal. Que tengan todos un buen día.

jueves, mayo 17, 2007

Apuntes sobre el frío

Hay algunas cosas bastante pintorescas que tiene el frío por estos lares. Una de ellas es la presencia de escarcha.
Anoche volvía hacia mi casa y había empezado a caer la escarcha temprano. De modo que se observaba el siguiente panorama, que voy a tratar de describir fielmente.
Como primera medida, caminar sobre escarcha es caminar sobre hielo, de modo que hay que hacerlo con el debido cuidado para no resbalarse. No es una pista de patinaje, pero uno enseguida se da cuenta que el calzado no tiene el grip de siempre.
La presencia de la escarcha sobre la vereda y el pavimento hace que, visualmente, parezca que brillan. Imaginen centerares de cristalitos que reflejan el alumbrado público, si la noche está despejada se observa mucho mejor.
Del mismo modo ocurre con los autos. En aquellos que están estacionados se comienza a ver una capa brillante sobre ellos, que pierde su brillo y se transforma en blanca cuando comienza el día.
Otro tema curioso es la relación entre hielo y barro. Se observa en la ciudad, pero más en el campo.
Es habitual que al caer la noche, las bajas temperaturas junto con la ausencia del sol generen el congelamiento de cuanto charco o zona húmeda exista. Entonces a la mañana siguiente se observan los huellones de las camionetas (que fueron dejados el día anterior) pero que se encuentran duros como el cemento. Uno camina por el campo a la mañana temprano y parece que fuera sobre la vereda.
Pero luego el sol comienza a calentar, y en cuestión de una hora, lo que antes estaba congelado comienza a ablandarse y a transformarse en un barro denso que se adhiere a las botas, a las cubiertas de los vehículos y mancha todo lo manchable.
Y la presencia del hielo también genera situaciones interesantes. Hace un par de años me encontraba con un supervisor de obras tomando unas medidas para un oleoducto que teníamos que construir. Estábamos en el campo a unos 70 km. al norte de la oficina, o sea a 150 km. de la ciudad, por lo tanto en medio de la nada.
Era pleno invierno y los espejos de hielo tenían bastante extensión. Para ir a un determinado lugar a tomar un punto, teníamos que atravezar caminando uno de estos espejos, por lo tanto, dejamos la camioneta a la vera de la ruta y nos pusimos en marcha. A medida que avanzábamos, notaba que el pasto desaparecía, por lo tanto el hielo ya tenía un espesor respetable de tal vez unos 15 cm. También en algunas partes era mas oscuro que en otras, de modo que no era todo hielo lo que pisábamos, debajo había agua.
Habremos avanzado unos treinta metros en esa pista de hielo (caminando muuuuy despacio) cuando el hielo empezó a crujir.
El supervisor me miró y me dijo "Arquitecto, si se rompe nos mojamos con agua helada" de acuerdo con la profundidad que tuvieramos debajo estaba la posibilidad que se nos meta el agua en las botas (y eso considerando que solo caigamos de pie, sin resbalarnos), nada recomendable a esas temperaturas. Entonces, tomamos la medida hasta ahí y tan despacio como llegamos nos dimos media vuelta y nos fuimos. Con el hielo crujiendo.
En otra oportunidad, también en el medio del campo, me agarró el deshielo. Junto con mi jefe fuimos a tomar otros puntos (con un GPS de mano como los que he mencionado en otra oportunidad) y esta vez lo que había que cruzar caminando no era hielo sino barro congelado.
Habré de decir en mi favor que en el lugar se veían huellas de ovejas, y vacas, de modo que otros seres vivos habían cruzado antes que nosotros. Fue así que empezamos a caminar. No recuerdo bien, pero creo que serían unos 50 metros a atravezar.
No habíamos llegado a la mitad, que mi jefe me dice "vamos que no llegamos" resulta ser que ya se estaba ablandando todo y, como mencioné, el barro se adhería al calzado, para colmo se trataba de una sustancia arcillosa muy espesa de modo que, los últimos 10 metros los hice sujetándome las botas para que no queden adheridas al barro que me las succionaba cuando intentaba levantar el pie y con mi jefe tirando de mí tratando de no caerse (creo que porque no podía contener la risa).
Buscamos otro lugar para volver a la ruta, pero el retorno fue igual de penoso, tanto mi calzado como el pantalón quedó impregnado hasta arriba de los tobillos en ese barro viscoso que (como si algo faltara) olía tan mal, que volvimos a la planta con las ventanillas de la camioneta bajas, a pesar del invierno.
Una vez que llegamos me dieron otro par de botas, un térmico para que pudiera quitarme el pantalón y me adjudicaron el mote de "pie negro" que me acompaña hasta el día de hoy.

lunes, mayo 14, 2007

Sobre el arte poético

Me reconozco un lector razonablemente amplio. Si bien tengo, al igual que cualquiera, mis preferencias, si dispongo del tiempo suelo leer todo cuanto se me pone al alcance. Pero (siempre lo hay) tengo una deficiencia en esa costumbre de la lectura, y se trata de la poesía.
Carezco de afinidad hacia el arte poético, es mas, a veces muchas cosas se me escapan porque intento darle una vuelta mas a la que el autor intentó expresar en sus versos.
Hubieron varias métricas para la disciplina poética, (Pareado; Terceto; Tercerilla; Cuarteto; Redondilla; Quinteto; Sextilla; Octavillas; Soneto y varias mas). No todos los poemas hablan de grandes gestas, también en su momento la poesía versaba sobre lo cotidiano. Podría decirse que en la Europa de los siglos XV, XVI y XVII era la forma en la que se transmitían las noticias. Versificadas y reproducidas de boca en boca.
Pongamos un ejemplo en esta Redondilla del Conde de Villamediana, que habla de un tal Vergel a quien, evidentemente, su esposa le había puesto unos cuernos dignos de exposición.

¡Qué galán que entró Vergel
con cintillo de diamantes!
Diamantes que fueron antes
de amantes de su mujer.

Así, con esa simpleza (pero con esa belleza) se comentaban los asuntos públicos y privados.
Hubieron muchos poetas por esas épocas. Cada uno fué admirado y odiado por sus obras. No faltaron los duelos por honras mancilladas a través de los versos. De hecho, el mencionado Conde de Villamediana murió asesinado, y no se supo por quién.
Otro de estos artistas de la pluma fué Don Francisco de Quevedo y Villegas.
Alguna vez, hace bastantes años y en otra época de mi vida, me topé con estos versos de Quevedo, y si bien no los había olvidado, al volverlos a ver hoy citados en otro libro recordé con una sonrisa aquellos tiempos.

Amor constante más allá de la muerte

Cerrar podrá mis ojos la postrera
Sombra que me llevare el blanco día,
Y podrá desatar esta alma mía
Hora, a su afán ansioso lisonjera;

Mas no de esotra parte en la ribera
Dejará la memoria, en donde ardía:
Nadar sabe mi llama el agua fría,
Y perder el respeto a ley severa.

Alma, a quien todo un Dios prisión ha sido,
Venas, que humor a tanto fuego han dado,
Médulas, que han gloriosamente ardido,

Su cuerpo dejará, no su cuidado;
Serán ceniza, mas tendrá sentido;
Polvo serán, mas polvo enamorado.


Alguna vez el historiador español Carlos Fisas, refirió al último verso como equivalente a cien tratados sobre el amor. Y no le erró ni un centímetro.
Seguiremos con los temas históricos, pero también vamos a empezar a ampliar el rango de lecturas. El hecho de leer solo por el placer de hacerlo, amerita el descubrir nuevos horizontes.

jueves, mayo 10, 2007

Aparecer de la nada

Hace aproximadamente dos meses iba caminando por una de las avenidas de la ciudad, me dirigía hacia la zona céntrica.
En la vereda estaban dos criaturas jugando en un triciclo, una era mayor que la otra, pero ambas lo suficientemente pequeñas para estar las dos sentadas y compartirlo.
Mientras yo me acercaba al lugar donde estaban, noto que quien era el mayor de los dos comienza a observarme (a pesar que al yo llevar lentes oscuros él no me veía los ojos). Cuando me faltaban unos diez metros para llegar hasta ellos, este nene estaba quietito y ya no me sacaba la mirada de encima, el otro (el menor) estaba sentado mas adelante y seguía en su mundo.
Al llegar hasta donde estaban ellos, yo seguía con el mismo paso, mi cabeza la tenía en otra parte dado que estaba con los temas familiares acerca de los que he posteado, y de pronto esta criatura que no dejaba de observarme hace un movimiento con su manito diestra y de entre sus ropas extrae una flor.
¡Toma! me grito.
Por supuesto que me dejó totalmente helado, estaba allí ese niño con una florcita silvestre, ofreciendomela. Me limité a mirarlo unos instantes. No tuve la delicadeza de quitarme los lentes.
Muchas gracias, atine a decirle, me incliné hacia él y tomé la flor.
Tan lento como me incliné, volví a incorporarme. Ellos siguieron jugando y yo seguí mi camino. Pero ya no era lo mismo.
Con cuidado para que no se quiebre, guardé la florcita en mi bolsillo. Por suerte mantenía los lentes en su sitio. Soy de los que no les gusta que los vean llorar.
Mientras doblaba la esquina, todavía absorto por lo que me había pasado, le pedí a Dios: Señor, devolvele mil veces la alegría que él me dió a mi.
Hoy la flor está arrugada y seca dentro de un tarrito de plástico en mi casa. Algún día de ella no va a quedar fisicamente nada. Lo que me guardo para mí es la sensación que a veces, en los momentos en que menos te lo esperás, y por donde menos te lo esperás... De la nada, alguien aparece.
Y también puede pasar que, para alguien que lo necesite... de la nada tengamos que aparecer nosotros.

martes, mayo 08, 2007

Este si que nos entendía...

Hoy hace veinticinco años en un espectacular accidente perdió la vida Gilles Villeneuve.
Curiosa carrera en la Fórmula Uno tuvo Gilles. Debutó con un Mc Laren en el GP de Inglaterra de 1977 y de allí se lo llevaron a Ferrari. El ojo de Don Enzo le mostró algo especial, sin dudas.
De allí en mas, su breve carrera estuvo ligada a la Rossa de Maranello, y para muchos como yo (que tenemos la sangre roja no por una cuestión biológica sino porque es el color de la Ferrari) pasó a convertirse en un ícono.
Hubo pilotos que, subidos a la Ferrari, no tuvieron el mismo rendimiento que antes. Otros directamente nunca la merecieron (si, te hablo a vos Barrichello). Gilles y la Rossa fueron una sola cosa desde el principio, parecía que el auto lo acompañaba en sus locuras, y que muchas veces le perdonó la vida.
En estos días habrá profusión de videos con el accidente fatal. No es la imagen que me guardo de Gilles. El recuerdo que quiero tener está en el final del GP de Francia de 1979, cuando a ruedazo limpio peleó la segunda posición con el Renault de Arnoux, el video no lo pego yo, lo pueden ver en este excelente blog.
De ese GP casi nadie lo recuerda porque haya ganado Jabouille con el otro Renault, sino por esa lucha que mencioné. Yo lo recuerdo perfectamente porque lo estaba viendo con la nariz a menos de cincuenta centímetros de la pantalla de la tele, a los gritos pelados hinchando por la Ferrari.
El 8 de mayo de 1982 yo no estaba en mi casa cuando el accidente, al retornar me comenta mi papá sobre el tema y resultaba increíble (aunque previsible). Luego, cuando difundieron las imágenes resultaba claro que de esa no salía.
También el recuerdo de Gilles motivó un pacto que hicimos con algunos compañeros de la secundaria, que en su momento vez comenté aquí.
Pero también me corresponde colocar una imagen de él. Esta foto la tuve mucho tiempo como fondo de pantalla, para mi humilde forma de ver, resume cómo se maneja la Rossa, muestra qué cosa queremos ver los hinchas de Ferrari cuando un piloto se sube a una de ellas. Porque no está piloteando cualquier máquina, no, que ni se le ocurra.




Gilles Henri Villeneuve, doblando cruzado (al límite, como siempre) en el GP de Long Beach 1980

miércoles, mayo 02, 2007

Esperando veinte minutos

El pasado viernes me tocó acompañar a personal de la Estación Astronómica de Río Grande a posicionar tres puntos en el campo. El trabajo consistía en ir hacia sitios de los cuales ya teníamos las coordenadas, clavar una estaca de madera y armar un equipo GPS de los que utiliza la Estación. Habitualmente yo utilizo unos GPS mas pequeños que para mi trabajo vienen bárbaros, pero cuando se requiere una precisión absoluta, se llama a esta gente para que realice la tarea.
Aclaro para quien no conozca de qué se trata, el GPS es un sistema de posicionamiento global consistente en un aparato que toma la señal de los satélites que en ese momento le pasan por encima, una vez que captura por lo menos tres señales de satélite obtiene con ellas las coordenadas X; Y (y los mas avanzados la Z) de donde está ubicado.
A su vez, si mientras está encendido y posicionado uno se desplaza con él, va registrando la ruta, informa la velocidad y calcula distancias. Estos datos se vuelcan en planos o mapas y así, por ejemplo, pueden relevarse caminos o ubicarse puntos en un gráfico.
Volviendo al viernes, fuimos hasta el primer lugar de medición, nos posicionamos, clavamos la estaca y se armó uno de los equipos. Lo dejamos trabajando y nos fuimos al segundo punto.
Al llegar repetimos la maniobra, como de la Estación habían traído dos equipos, en este caso nos quedamos esperando que tomara los datos, proceso que demora entre 15 y 20 minutos, entretanto y dado que la camioneta la teníamos a pocos metros, nos sentamos en la tapa de la caja a charlar.
Una vez que se terminó con ese proceso, desmontamos y nos dirigimos al tercer punto a medir, motivo de la foto que ilustra este post.
Siendo que el lugar estaba alejado unos 100 metros del camino, dejamos la camioneta y nos acercamos caminando. Nuevamente se armó el equipo y empezó a buscar y guardar datos.
A todo esto, en cada lugar donde nos detuvimos a tomar mediciones, yo sacaba algunas fotos para que acompañen al trabajo que debía presentar la Estación. En el primer punto, armamos y nos fuimos, en el segundo (como mencioné) nos sentamos a charlar en la camioneta, pero ahora la misma estaba estacionada a unos 100 metros.
Tomé un par de fotos y cuando miro a mi costado, los muchachos de la Estación se habían tirado en el pasto a esperar el trabajo del GPS. Los miré y pensé “¿porqué no?”
El día estaba soleado, fresco y con poco viento, me acomodé sobre una mata mas o menos gruesa que me sirviese de almohada y allí me tiré.
Mientras miraba hacia el cielo, algunos pastitos mas altos movidos por el viento me rozaban los pómulos. Pensaba “esto se lo tengo que contar a los bloggers” y de allí surgió la idea de la foto.


Ese soy yo, en primer plano mis botas laborales, sobre la derecha el GPS que estaba tomando datos y a la izquierda en la lejanía una de las baterías de la empresa.
Allí estuve acostado, como veinte minutos, cuando en ocasiones cesaba el viento el silencio permitía oir perfectamente el aleteo de algún ave que pasaba por las cercanías, y cuando soplaba nuevamente el golpeteo rítmico del pasto sobre la superficie de mi casco acompañaba mi adormecimiento.
Y si, es como alguno que otro seguramente habrá pensado. Encima me pagan.
Saludos