martes, febrero 27, 2007

¡Clic!

A veces, como muy bien lo expresó laura en su post cuyo título procedo a plagiar, un clic genera un cambio. Un cambio que puede ser tan fugaz como el sonido que lo precede, o tal vez como una ficha que cae y descubre algo que hasta el momento anterior teníamos oculto u olvidado.
Hace un rato estaba tomando un café en la zona céntrica de la ciudad, leyendo “El club Dumas” de Pérez-Reverte y me distraje de la lectura recordando un proyecto de reforma de una vivienda que tengo un poco demorado, al no poder dedicarle el tiempo necesario por no disponer de la PC que quedó en mi anterior morada (si bien la voy a tener de nuevo, eso será cuando esté asentado en mi nueva vivienda).
En un momento cerré el libro y pensé para mi
¿Qué clase de profesional sos? ¿acaso no hiciste toda la carrera sin PC?
Siendo que cuando yo estudiaba el AutoCAD estaba en pañales y los cálculos de hormigón y estructuras varias se hacían con gráficos hechos a mano y calculadoras, todo se dibujaba manualmente.
¿Desde cuando necesitás una PC para hacer Arquitectura? ¡¡¡¡Arriba, vamos a trabajar!!!!
Fui hacia la librería y, primero busqué un block de hojas lisas. Ok, lo tenemos. Luego hacia el mostrador y una vez allí
Mostrame, por favor el lápiz mecánico de mina mas gruesa que tengas
Me acercan un Pilot con mina de Ø 4 mm. que al tocarla con el dedo índice me lo mancha con el grafito...
Ajá, mina blanda, por lo menos un 2B, perfecto para el trazo grueso y las primeras ideas
Recordé aquellos bocetos que hacía sentado en el bar de la facu, o en la calle tratando de ir puliendo el ángulo de la pespectiva y procurando que la figura humana se asemejara a la realidad.
Ese dedo (mi dedo) manchado con grafito me hacía Clic sobre cosas que tenía anestesiadas y que se quieren desperezar.
Cosas que en su momento me habían hecho sentir muy bien, ese cosquilleo de estar haciendo lo que a uno le gusta
Completo el combo con un escalímetro de bolsillo y una goma. Salgo de la librería y con la bolsa (que tengo a mi derecha) me vine hasta este ciber pensando
Le voy a contar a los bloggers
Todo, junto con un cuaderno de apuntes de obra, y otros lápices irá a una carpeta que voy a tener al alcance de la mano cada vez que surja una idea. Así me enseñaron a trabajar. Como esos escritores que siempre tienen cerca un anotador y un lápiz. Nunca se sabe cuando aparece la imagen que resuelve, la idea que cierra, o el ejemplo que aclara.
¿Recuerdan la película “El color del dinero” con Paul Newman y Tom Cruise en la que ambos son jugadores de billar?, bueno, cuando ellos se enfrentan sobre el paño, Newman anuncia algo así como Estoy de vuelta
Por supuesto que sigo con mi oficina en la empresa petrolera, pero vamos a buscar ese viejo cosquilleo que tenía adormecido por ahí.
Al menos desde lo profesional me siento de esa forma, aquí vamos

martes, febrero 20, 2007

Bloggear tiene sus privilegios

Ayer a la noche estuvimos chateando un rato con Caro.
La charla se inició comentándonos nuestras penas, ya que cada quien lleva lo suyo, y luego, derivando no recuerdo por que motivo, surgió el nombre de Sledge Hammer. Ahí empezamos a despacharnos con imágenes de la serie, diálogos, sus charlas con la Magnum, y de Sledge nos fuimos a Harry el Sucio (a todo esto Raul se había sumado a la charla), aparecieron los enlaces a videos de YouTube con clásicos de Harry. Luego de allí saltamos a Bruce Willis y sus Duro de Matar y a las tres de Indiana Jones.
En resumen, luego de iniciar depres, estuvimos los tres riéndonos un buen rato, compartiendo gustos y recuerdos.
En varios momentos, en el cbox de Araña, y también durante la semana pasada, también en un rato de chat con Pretexto, coincidíamos en que (como he volcado en un post añejo) Internet permite estas cosas, el comunicarse y conocer a quienes de otra forma, muy probablemente jamás tendríamos la menor noticia.
Y, realmente puedo decir mirando mis links y pensando en quienes están detrás de ellos, “lo que me hubiese perdido...”

sábado, febrero 10, 2007

Pequeña catarsis

Qué complicadas que son las cosas a veces.
Si bien de otros que han pasado por esta situación (incluidos amigos bloggeros que me lo han manifestado) surge el estímulo de saber que es un tema pasajero, que cada uno tiene su tiempo, pero que en definitiva se pasa, todavía no puedo levantar cabeza.
Serrat canta que "Bienaventurados los que están en el fondo del pozo porque de ahí en adelante solo cabe ir mejorando"
No se. También es cierto (y lo saben los marinos) que el fondo ejerce un efecto de succión para quienes se posan en el.
No es este el post que me gusta ofrecer. Pero es lo que estoy tipeando en este momento, no hay orden, las ideas salen así. Delante de la pantalla de la PC, que espero no se transforme en mi único vínculo con el mundo.
Nunca pensé en estar en un fin de semana esperando que llegue el lunes, para sumergirme en la oficina y atiborrarme la mente de otras cosas.
¿Será posible que todo cambie tan radicalmente? Hace hoy exactamente un año estábamos planeando unos días en Ushuaia, que se concretaron y fueron muy agradables. Dios, cómo son las cosas.
A quienes esto lean les ofrezco mis disculpas.
Y también mi agradecimiento, porque si lo escribí es porque sabía que iban a estar ahí. Al momento que les quede cómodo y en el lugar donde esté cada uno. Pero ahí.
Saludos a todos

viernes, febrero 09, 2007

Presa fácil

Ayer durante la tarde luego de terminar mi trabajo estaba en la ciudad y, en la puerta de una camioneta, junto con un nombre, un logo y un teléfono se leía la siguiente frase:
Cazador de historia y guía geográfico
Si bien, quien se gana la vida de esa o cualquier otra forma honesta merece mi mayor respeto, me alejé de ese vehículo con una sonrisa... cazador de historia... me parece que es al revés.
Si te acercás lo suficiente la historia te rodea, te envuelve, te seduce y finalmente te atrapa. No la podés cazar, ella es la que te caza.
¿Qué querés enseñarle a la historia? Ella es quien lentamente se descubre y se ofrece, quien te mira, te atrae y te cautiva.
Mis pasos siguieron hacia una librería. Tenía que comprar unos talonarios y, ya que estaba, habría de chusmear en la sección de libros para ver qué tenían. Una vez allí revisaba los anaqueles y me topé con “Cabo Trafalgar”, un libro de Arturo Pérez-Reverte que relata con realismo histórico y con una habilidad narrativa que ya le conozco a Arturo, por otros libros de su autoría que he disfrutado, la batalla marina de Trafalgar, ocurrida el 21 de octubre de 1805 entre la escuadra inglesa y la franco-española.
Lo extraje del anaquel, todavía estaba envuelto en el plástico pero no necesitaba abrirlo para paladear lo que encontraría. Otra vez me había acercado demasiado... la historia me sedujo, me atrapó y me hizo suyo una vez mas.
Hoy mientras viajaba hacia mi oficina, empecé a degustar el relato y recordaba las palabras del historiador español Carlos Fisas, quien alguna vez dijera que el dar vuelta las páginas de un libro es uno de los placeres mas completos que se pueden disfrutar, entre otros.
Otra vez fui cazado, otra vez soy trofeo de la historia.



lunes, febrero 05, 2007

10 (diez)


En distintos posts y comentarios he manifestado mi admiración por Alejandro Dolina. No solo pasa el tema por el humor, no es así, sino que también sus reflexiones varias veces me han dejado pensativo.
Esto que adjunto a continuación es una parte de un comentario que Alejandro hizo en su programa radial la noche siguiente a la confirmación del doping de Diego durante el Mundial de Estados Unidos en 1994. La reflexión puede ser polémica sencillamente por Diego es polémico, pero por favor, aquellos que tengan la voluntad de leerla (aclaro que es extensa) presten especial atención a cuando Alejandro habla de aquellos que buscan ser los mejores en lo suyo. Aquellos que no buscan el cuatro, sino que aspiran al diez.

Alejandro Dolina
Hoy estamos muy de indignaciones -¿No?- Es una jornada triste. Y yo hace unos minutos tuve ocasión de hacer un pequeño comentario por Canal 13 acerca de ésta desgracia de Diego Maradona; y quiero decir que si fuera solamente una desgracia futbolística, seguramente no la traería yo a colación en este programa y si fuera nada más que el comentario de un partido perdido, o de un jugador en infracción que ha quedado fuera del campeonato, bueno tampoco, porque aquí hay un equipo muy idóneo para ésto -Creo que el mejor, ustedes saben la admiración que tengo yo por Víctor Hugo Morales-. De manera que no es un comentario deportivo éste.
Pero el sueño del regreso del Diego era -para éste que habla- un sueño mucho más grande que un sueño futbolístico. Creía yo ver en el regreso de éste chico al quien he admirado tanto y he querido tanto como jugador de fútbol y también como persona. Creía yo ver en ese regreso uno de los contadísimos éxitos que el hombre tiene frente al tiempo, frente a la muerte, frente a la maldad y frente a la mezquindad. En general el tiempo siempre vence, la muerte prevalece, la mezquindad triunfa y las sencillas virtudes más tarde o más temprano, suelen quedar sepultadas. Recuerdo a Ruben Dario en esa línea, vencedor de la muerte. Vencedor del tiempo, vencedor de la maledicencia, vencedor de su propia equivocación: Volvía Diego Maradona.
Y al margen de que a uno lo ponga contento que un tipo con la 10 celeste y blanca juegue bien... había más... había más... Había ese deportista que había sido vapuleado por una sociedad hipócrita que lo señaló como un delincuente, siendo que en ese mismo círculo que lo señalaba a él como delincuente, se verificaban las mismas costumbres que le enrostraban a Diego, con una hipocresía impresionante. Ciertos periodistas, pensadores y mediocres en general, atacaron a Diego. Se pusieron parternalistas con Diego. Empezaron a darle consejos a Diego. Empezaron a negar o a lamentarse de que Diego fuera ejemplo para muchos jóvenes. Al respecto debería decir yo lo siguiente, lo he dicho otra veces pero vale decirlo ahora: Yo creo que sí es ejemplo. Es ejemplo en un país, en un mundo, pero particularmente en un país donde la aspiración de las personas es obtener un 4 para poder seguir adelante, es decir, entregar lo menos posible para recibir lo más posible. Negar la excelencia como si fuera obsesiva y demencial, para conformarse con la mediocridad que permite zafar – Como suele decirse-. En un mundo que aspira un 4, Diego era el 10. Y en ese sentido es, sigue siendo un ejemplo para los chicos. Paradigma, porque les muestra que a veces es deseable ser el mejor de todos. Y aunque no se consiga serlo, que vale la pena la lucha para ver si uno lo logra.
Ningún deportista del mundo, ningún deportista del mundo fue tan perseguido. Jugador de fútbol suspendido por un año en el ápice mismo de su carrera. Siendo el mejor de todos. Una carrera que como todos sabemos -lugar común mediante, tópico mediante: es breve-

Jorge Dorio
Hubo otro gesto, Alejandro -si me permite ahí en el medio- también en ese ápice y en el medio de esa caída, que es el haberse permitido cuando la comodidad a su vez le permitía circular tranquilo en medio del ruido y de la gloria, alzarse frente a los poderosos -equivocado o no, tampoco importa- sinó tener una opinión personal, funcionar como un hombre en medio de ésta circulación de ídolos habitualmente vacíos de discursos, de opiniones y de pasiones.

Alejandro Dolina
Así es. Tomó la posición más incómoda. Se situó en el centro mismo de la incomodidad. Muy fácil hubiera sido para él, hacer como digamos como Pelé. Hacerse amigo de los poderosos, hacerse patrocinar, marchar por las avenidas centrales de los "mangiaorejas" y no lo hizo así. No le perdonaron muchos su origen. Yo he escuchado muchas veces, durante el año de su suspensión: "¿Y qué querés con ese negrito villero?". No le perdonaron su origen. Tampoco se lo perdonaron a José Maria Gatica, a otros que desde muy, muy abajo llegaron muy arriba por su talento y sin ser alcahuetes de nadie. Ningún deportista padeció trauma semejante. Alcanzó a volver. Fue atacado. Fue empujado hacia la equivocación incluso. ¿Pero por qué?. Los medios de comunicación, el mundo éste en que vivimos, suele obligar a los luchadores quijotescos y solitarios a jugar el juego que todos juegan. Y entonces... ¿Cuál es el juego que todos juegan?. El juego de los medios de comunicación, el juego del retruque, el juego de saber que Sócrates no escribió ningún libro, el juego de no comerse las 'eses'. El juego de una cierta elegancia, y a ese juego, juegan muy bien quienes el mundo manejan. Y Diego jugó a ese juego, claro, al otro, al juego de él era muy difícil ganarle. No he visto ningún periodista que lo desafiara a hacer "jueguito", pero sí he visto periodistas que lo desafiaban a hablar, a una polémica. ¡Ah! ¡Gran cosa!... Pedirle a Diego que sea polemista, que sea culto. Bueno, por Dios...

Jorge Dorio
Si me permite Alejandro, también perdieron en ese juego justamente porque no esperaron -he insisto, esto no tiene que ver con las opiniones vertidas en cada ocasión por Diego Maradona, más allá de su posible acierto o error como si uno pudiera juzgar esto- también perdieron el punto en que no encontraron lo previsible: No encontraron la anuencia para el juego de los poderosos, no encontraron aquello que se debe esperar de un número uno.

Alejandro Dolina
No. No encontraron eso. No encontraron la complacencia, el beneplácito y la complicidad que suelen tener a veces los que llegan desde muy abajo y que encuentran cómoda, la alianza con los poderosos. No la hallaron en Diego. Bueno, a todo esto se sobrepuso Diego. ¡Y casi éste regreso, era un milagro! Era un milagro. El milagro del héroe que vuelve del infierno. Teseo rescatado de los infiernos. El novio que espera a la princesa que está triste, de Ruben... pero bueno, y entonces sucede éste episodio absurdo. Por eso mi tristeza y por eso el desengaño. No la tristeza del hincha de fútbol que dice: ¡Uh! ¡Nos sacaron el mejor!. Esa sería una tristeza chiquita. No. La tristeza de un criollo que vio como un chico de Fiorito -El mejor jugador que yo haya visto nunca- pudo sobreponerse a los miserables y ver como -para alegría de tales miserables que ahora se estarán llenando la boca con reconvenciones legalistas y cosas por el estilo- como para alegría de ellos, ese sueño se frustró. Yo estoy muy triste. He llorado, no por el fútbol -yo hace desde los 11 años que no lloro por el fútbol- lloro por una estética y por una ética que vuelve a ser pisoteada por los mediocres. Decía yo en canal 13 -quizá exagerando mis sentimientos- pero algo que es verdadero: Más deseo tenía yo de ver campeón a Diego que de ver campeón a Argentina. Y otra cosa dije también: A la hora de poner las manos sobre el fuego, el buen amigo habrá de ponerlas aun cuando sepa que es posible quemarse. Porque las manos en el fuego con la seguridad de no sufrir quemaduras las pone cualquiera. El verdadero amigo es el que pone las manos en el fuego aun cuando sabe que se va a quemar. Y si Dieguito Maradona que tantas alegrías nos ha dado, no merece que hoy nosotros pongamos las manos en el fuego aun cuando las saquemos quemadas, pues entonces yo no entiendo nada, ni de fobal, ni tampoco -lo que es peor- de la vida.