miércoles, noviembre 29, 2006

Un poco de Soda

En una de las radios FM que se escuchan en Río Grande, de 18:00 a 19:00 hay un programa de rock nacional. Una de las cosas que me gusta de ese programa es que no se encasillan en un determinado grupo ni estilo, sino que pueden pasarte temas de (por ejemplo) Pappo, Divididos, la Bersuit, Soda, Serú y los Redondos, uno atrás del otro y sin que nadie se ponga colorado.
Ayer a la tarde mientras lo disfrutaba, justo me estaba afeitando y empezaron a pasar este temazo de Soda Stereo. Entre los movimientos faciales (porque me puse a cantarlo) y los corporales (porque también le seguía el ritmo) casi me dibujo un cuadriculado en la cara con la Prestobarba... mientras lo escuchaba pensaba “mañana lo busco y lo cuelgo del blog”
Que buena letra que tiene.
Que buena música que hacían estos tipos.
Que tengan un muy buen día

jueves, noviembre 23, 2006

Escuchar al perdedor II

Como segundo ejemplo de relatos de perdedores, hay algo que descubrí accidentalmente en la película El Pianista (excelente, la recomiendo). No lo incluí en el post anterior para no hacerlo tan largo.

También está referido a la segunda guerra mundial, y a la relación entre vencedores y vencidos. En su inmensa mayoría las películas de posguerra nos muestran que los únicos crímenes fueron cometidos por Alemania, y que los Aliados liberaron al mundo de su amenaza.

Alguna vez leí que el gran defecto del juicio de Nüremberg fue que solo se juzgaron perdedores, cuando de ambos bandos se cometieron atrocidades.

Durante la II Guerra, Alemania tuvo sus campos de concentración, en donde millones de prisioneros de toda clase murieron en las condiciones mas espantosas que puedan concebirse. Sobre esto no hay demasiado que agregar, la literatura existente da testimonio de lo ocurrido y los mismos alemanes saben que es una mochila que la historia les va a seguir cargando durante mucho tiempo.

En esa película hay un determinado personaje (no digo cual, para no perjudicar a quien no la haya visto) que al finalizar se comenta que murió en un campo de prisioneros que tenían los rusos siete años después de finalizada la guerra.

Al ver eso, realmente me sorprendí, había leído y sabía de la existencia de campos de prisioneros donde terminaron muchos soldados y oficiales del bando perdedor. Pero que siete años después hubiesen prisioneros de guerra, no me lo imaginaba. Cuando me enteré de ese dato, pensé mirá vos a los rusos, que tanto se quejaron de los crímenes alemanes durante la guerra ¿y por casa como andamos?

Si hablamos de siete años, significa que hubieron quienes estuvieron prisioneros mas tiempo del que duró toda la Segunda Guerra Mundial. Eran prisioneros en un mundo que ya estaba pacificado y en el que muchas cosas empezaban a normalizarse. A excepción de esas vidas, pero bueno... solo eran perdedores.

Considerando que este prisionero murió en 1952, entonces ya se habían disputado uno o tal vez dos Juegos Olímpicos (Londres 1948 y Helsinski 1952), ya Uruguay había ganado el Mundial de 1950 y Fangio había ganado su primer campeonato del mundo.

Hubieron quienes no lo pudieron ver, eran perdedores. No tenían quien los escuche.

lunes, noviembre 20, 2006

Escuchar al perdedor

Antes de empezar, aclaro que este es un post largo, y que puede herir alguna susceptibilidad. No es esa la intención de quien escribe.

Si la historia la escriben los que ganan, eso quiere decir que hay otra historia

Este concepto, que extraigo de una canción escrita por Lito Nebbia, es uno de los que motivan el deseo de investigar para quien (tal es mi caso) le gusta la historia.

Durante toda nuestra formación aprendimos centenares de “historias oficiales” que por el hecho de ser repetidas de generación en generación, terminan por ser veraces. Pero resulta que en algún momento aparece alguien que nos cuenta otra historia, que para los alumnos aplicados suele resultar incómoda.

También hay historias que permanecen silenciadas porque las escribieron los perdedores, y éstos rara vez tienen el derecho de ser escuchados. Nos aferramos a lo que cuentan los gloriosos vencedores de las grandes batallas.

El revisionismo es apasionante, pero también es polémico, toca temas que a veces son urticantes o no están del todo cerrados. Pero en líneas generales el revisionista no altera la historia en su conjunto sino que se centra en los detalles, esa es su área de acción. Por citar un ejemplo básico, un revisionista no cuestiona que el General San Martín cruzó los Andes, pero sí explicará que no lo hizo montando un blanco corcel (como se observa en ese cuadro que todos hemos visto en la primaria) sino en una litera porque estaba enfermo. Este es solo un detalle que no le resta ningún valor a su gesta, pero que nos acerca un poco mas a la realidad de aquel momento.

Y volviendo a los temas urticantes, hay historias (entre muchas) que siempre me interesaron y que, como estaban escritas por perdedores, no se les daba crédito. Hasta que aparece alguien que aporta un dato, y ese dato ilumina una parte de la historia que permanecía a oscuras.

Durante 1941 en plena segunda guerra mundial, Alemania lanzó al mar al acorazado Bismarck, el mas grande y veloz acorazado de su tiempo. Su función, como la del resto de la marina alemana era impedir el reaprovisionamiento de víveres para Gran Bretaña, en ese momento Francia ya había sido ocupada y los esfuerzos alemanes se centraban en aislar a los ingleses para intentar una invasión. El Bismarck representaba otro enorme peligro para los británicos, tanto fue así que prácticamente dispusieron de todos sus recursos para encontrarlo y hundirlo.

El Bismarck, acompañado por el crucero Prinz Eugen salió de puerto el 19/05/41 hacia el norte. El 21/05 fue fotografiado por un avión Spitfire británico, lo que puso en alerta a la flota, que ya conocía su existencia. Los alemanes lograron perder a sus seguidores mientras pasaban por el estrecho que separa Islandia de Groenlandia, pero el 23/05 fueron hallados nuevamente. Los ingleses enviaron para el combate a los dos buques mas cercanos que tenían, uno de ellos (el mayor de la flota) era el acorazado Hood, le acompañaba el crucero pesado Prince of Wales.

El 24/05 se produjo el combate entre estos buques. Combate que duró menos de veinte minutos. La artillería del Bismarck se concentró en el Hood, y una de las andanadas penetró en la santabárbara (depósito de municiones) del acorazado inglés haciéndola detonar. El que había sido el buque de guerra mas grande del mundo durante veinte años, y orgullo de la flota británica, estalló, voló por los aires y se hundió en menos de cuatro minutos. La tripulación del Hood era de 1417 hombres, de lo que solo sobrevivieron tres (leyeron bien).

Luego de hundir al acorazado inglés, los buques alemanes centraron el fuego en el Prince of Wales lo alcanzaron con su artillería y lo dañaron, pero no lo persiguieron y prefirieron mantener su rumbo.

Luego de ese durísimo golpe para la flota británica, todos los medios disponibles estaban a disposición para localizar y hundir al Bismarck. Para no ahondar en detalles que no vienen al caso, el objetivo de hundir al acorazado alemán pudo ser concretado tras una terrible batalla para ambos bandos el 27/05. El Bismarck estaba solo, ya que durante las maniobras de distracción se había dado la orden al crucero Prinz Eugen de separarse y dirigirse al puerto de Brest (Francia) y por el lado británico tanto en la persecución como en la batalla final participaron los buques Suffolk; Norfolk; Prince of Wales; King George V; Dorsetshire; Rodney; Renown y Ark Royal.

La historia oficial cuenta que la marina británica logró hundir al Bismarck luego de un incesante cañoneo, que el acorazado alemán se defendió mientras pudo pero que finalmente fue derrotado por los buques ingleses. No es mentira pero ¿es toda la verdad?

Los alemanes sobrevivientes siempre declararon que, al tener sus timones inutilizados por impactos de torpedos, al estar agotando sus municiones y ya no tener capacidad de tiro, se dio la orden de activar las cargas de auto-hundimiento para que el buque no cayera en manos enemigas. Por supuesto, que a los derrotados no se los escuchó, y así quedó la historia entre 1941 y 1989.

Robin Ballard (famoso por descubrir los restos del Titanic) también buscó encontrar el acorazado hundido. Luego de un intento sin éxito en 1988, en 1989 logró dar con los restos del buque. La descripción que ofreció fue:

El casco se encuentra boca arriba enterrado en el fango hasta más o menos la altura de la línea de flotación. A pesar del terrible castigo sufrido por los proyectiles británicos y los efectos obvios del hundimiento, el buque está sorprendentemente en una condición relativamente buena. Pocos buques naufragados se conservan es un estado tan bueno como el Bismarck, y excepto por una pequeña parte de la popa el casco está intacto. Las torres de la artillería principal se desprendieron del casco cuando el buque se hundió, así como otras partes de la superestructura como el mástil-torre y la chimenea. Sin embargo las seis torres de la artillería secundaria y la mayoría de las piezas antiaéreas todavía están con el buque. El puesto director de proa y el puente de mando, aunque dañados también se conservan en su sitio.
Considerando el hecho de que la mayor parte de las cubiertas todavía conservan la madera de teca e incluso la pintura, lo más probable es que el Bismarck resista los efectos de la corrosión por lo menos durante varios cientos de años si no más.
Entonces la historia oficial británica se tambaleó y volvió a surgir la versión del perdedor de la contienda. A lo mejor es la versión incómoda. Tal vez alguien pueda leer esto y pensar ¿este está a favor de los nazis? En absoluto, simplemente me gusta saber que dice y cual es la versión del que perdió.

viernes, noviembre 10, 2006

Confieso que he visto VI

Hace unos meses, revolviendo en el video club encontré dos capítulos de El Show de Los Muppets, que durante finales de la década del setenta y principios de la del ochenta fue uno de mis programas de cabecera.
No había grandes efectos especiales, no era la época ni falta que hacía. Era un humor tan simple e inocente que solo podía causar gracia, no había burlas ni nada fuera de lugar.
Y en cada capítulo había un invitado especial. Ojo que no era cualquiera, Estuvieron entre otros Prince, Liberace, Vincent Price, Julie Andrews y muchos mas.
La rana René era quien estaba a cargo del espectáculo, tenía como acompañantes al oso Figaredo, la cerdita Piggy, dos vejetes que desde un palco permanentemente se quejaban, había una orquesta con una baterista totalmente chiflado y toda clase de muñecos. Este que pego aquí es uno de los que mas me mataba de risa: el cocinero sueco (aquí intentando enseñar a hacer un banana split).
Volviendo al inicio, alquilé los videos y los llevé a casa, les dije a las nenas que íbamos a ver esto y que estaba bárbaro, etc, etc.
A mis hijas les gustó, se rieron con los Muppets, pero creo que mas se reían de cómo estaba yo, tirado en el piso doblado de risa con esos bichos.
Este es uno de los programas que me parece increíble no se esté dando en la actualidad, entre tanta bazofia que puede verse, algo de la calidad que tenían los Muppets no tiene por qué quedar en el olvido.

jueves, noviembre 09, 2006

Disculpen la insistencia

No es que uno sea fanático, pero...



Hoy, que ando con poco tiempo e igual quería postear algo, siempre les puedo manguear alguna genialidad a estos cuatro.
Que lo disfruten.

viernes, noviembre 03, 2006

Destápense los oídos, che.

Anoche estábamos cenando. Mi esposa no se encontraba en ese momento, nuestra hija menor estaba en el living y yo, con la mayor, en la cocina disfrutando de la cena.
Mientras tanto, en la radio pasaban algo de música. En un determinado momento comienza a escucharse el tema de Queen "Rapsodia Bohemia". Yo dejé mi sopa y empecé a acompañar el tema con mis manos, como si fuese un director de coros.
Mi hija me observaba en silencio y seguía con su comida. Acto seguido la miré y le pregunté:
- ¿Sabés qué grupo es este?

Ella escuchó unos segundos (se notaba que estaba prestando atención) y, simplemente, me respondió:
- No

Entonces, buscando esclarecerla, le comenté que se trataba de Queen y Rapsodia Bohemia, de todo lo que musicalmente representaba ese tema, etc, etc.

- Ah, ¿es Queen?

- Si, hija

- Con razón te ponés así.

Y siguió comiendo, ajena a la obra de arte que salía de la radio.
Generación bárbara, donde iremos a parar. Por lo menos en casa no se escucha cumbia.

jueves, noviembre 02, 2006

¿Y si soñamos juntos?

Hoy me levanté tarareando este tema.
Todos tenemos nuestros despelotes, que nos generan distintos dramas, pero que también hacen que aboquemos nuestras energías para superarlos.
No soy un idealista ni vivo colgado de una nube, entiendo que habrá quien piense ¿vos sabés lo que yo tengo que vivir? mi obvia respuesta será “no” pero si esto le ayuda en un poco (por mínimo que resulte) habrá cumplido su objetivo.
Entonces, al recordarlo pensé en buscarlo y colgarlo del blog, para que a quien le sirva, le aproveche y recuerde que así como tenemos líos también tenemos sueños, ¿y por qué no luchar para que algunos, al menos, se hagan realidad?
Para mis amigos/as bloggeros

miércoles, noviembre 01, 2006

Algunos efectos de la música

En otros post mencioné mi gusto por el tango, hemos hablado de rock nacional y también soy de los que se inclinan ante la música clásica.
El jazz es algo que me puede, la música coral me cuenta entre sus entusiastas (he participado en varios coros) y nuestro folklore me hincha el pecho de orgullo.
Puedo tener ganas de tranquilizarme con la sinfonía n° 40 de Mozart, ponerme melancólico con Gardel, emocionarme con Los Chalchaleros, recordar otras épocas con Zas ó acelerarme con la Bersuit.
Ahora bien, cuando se trata de despertarme y quedar con los pelos que me quedan de punta, sé muy bien a quien invitar... a subir el volumen, que llega AC/DC